viernes, 26 de junio de 2009

La anti-belleza y su inquietante fama

Hoy, como tantas veces antes, Inglaterra ha vivido unas horas bajo una lluvia como sólo llueve aquí o en el infierno cuando los caldereros están en huelga. A pesar de la intensidad y duración de lo caído, no han conseguido apagarse los ecos de la noticia del día que no es otra que el fallecimiento de ese ídolo y antiheroe que fue Michael Jackson.
.
Nunca me ha gustado hacer leña del árbol caído, pero cuando surgen sospechas de que se ha suicidado y se leen cosas como "El mundo fue injusto con él", "Sus fans lloran en todo el mundo", o el más desafortunado publicado por El Mundo, "Huerfanos de Mickel Jackson" y toda una serie de elogios que prensa y televisión dedican a Jackson me impulsan a continuar con la reflexión de ayer sobre la Belleza a raiz de la muerte de una mujer que hizo bandera de su lucha por la vida.
.
A pesar ruido del aguacero, no dejaremos de pensar que Jackson fue una persona inquietante, sórdida, enfermiza, de conciencia más que torcida, renunció incluso a sus dignos y nobles orígenes raciales y sobre el que planearon sombras, demasiadas como para no ser en algún grado ciertas, sobre su nauseabunda actitud hacia los niños. Y me pregunto ¿por qué suben ahora a los altares a quien debería estar seguramente desde hace años entre rejas? ¿por que cantaba, dicen, bien? Me temo que vamos a aguantar hagiografías sobre la anti-belleza durante semanas...
.
Pero la lluvia torrencial de esta isla tampoco ha ayudado a despejar la ecuación de la ética y de la estética con que nos explayabamos ayer en este baluarte. Y no lo ha hecho, no por que no haya sido intenso el chubasco, si no por que nuestro paraguas es demasiado estrecho, o tiene agujeros... Me explico.
.
A muchos les causaban admiración y asombro las originales piruetas que este hombre daba sobre la pista. Otros se dejaron embaucar por espectaculares puestas en escena con humos, luces y tramoyas de cartón-piedra que ocultaban, como hace todo escenario, la cruda realidad. Algunos creyeron ver en él a un "artista" original y rompedor. Todas estas son actitudes muy normales si nos quedamos en la pura estética y en la superficialidad de una actuación ante la que incluso aquellos a los que les gustraran esas cosas podría pasar un buen rato.
.
Pero en Michael Jackson, no había Belleza. Ni siquiera las ciudadas puestas en escena, los trajes estrafalarios y los humos del escenario podían ocultar la realidad. Este hombre estaba comprometido con la anti-Belleza. Este compromiso transcendía a su vida privada y a su obra y por ello fue incapaz de crear algo que pudiera conmover a un espíritu sensible. Movía, pero no conmovía. Era incapaz de hacerlo.
.
Por eso, cuando abrimos el paraguas de la indiferencia ante el chaparrón y vemos que nos seguimos mojando, es porque nos hemos dejamos seducir por la estética, por discutible que sea, sin tener en cuenta la ética que es la que nos mantendrá siempre protegidos de las inclemencias del alma.

No hay comentarios: