jueves, 4 de septiembre de 2008

Berlín, la ciudad que se inventa a si misma

Pasear por Unter den Linden Strasse, la calle que va desde la Puerta de Brandemburgo hasta Alexanderplatz, es como estudiar a marchas forzadas un libro ilustrado que abarque 300 años de la historia de Europa, de la historia del mundo. Si además se da un paseo por Posdammerplatz, verán los más espectaculares y hermosos edificios del siglo XXI, auténtico retrato del lo que imaginara Fitz lang, el visionario director de "Metrópolis", película de la berlinesa UFA..

Berlín fue la cuna de la moderna filosofía europea. En Berlín, Voltaire charlaba con Federico el Grande de los avances de la filosofía. En Berlín, Einstein ideó la revolución de la física moderna. En Berlín, Marlene Dietrich o Leni Riefenstahl daban al cine un aspecto novedoso. En Berlín Herbert von Karajan se hizo el más grande director de orquesta del siglo XX. La Ciencia y el Arte, la Filosofía y la Técnica hicieron de Berlín su casa de la que nunca se quisieron ir.
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Pero además, Berlín, fue la ciudad a la que el nacionalsocialismo marcó para siempre de la mano de Goebbels y sus mentiras. También fue mártir de los bombardeos aliados, como el del 3 de febrero de 1945 en que 1600 aviones americanos y británicos sembraron de bombas el centro de la ciudad. Por si ello fuera poco la mitad de la ciudad quedó sepultada desde 1961 hasta 1989 tras un muro de hormigón, verguenza y muerte. Pero Berlín es la ciudad que se inventa a sí misma y es capaz de organizar un concierto de su orquesta sinfónica una semana después de que los soviéticos derribaran lo poco que quedaba en pie en mayo de 1945. Es también la ciudad que se levanta contra el invasor soviético el 17 de Junio de 1953 y vuelve a caer tras la metralla rusa. Berlín se reinventa a sí misma para adaptarse y resucitar. Por ejemplo, el presidente de la República "Democrática" (qué sarcasmo) Alemana, mandó dinamitar el Palacio Real, salvado milagrosamente de la guerra, para construir un horrible "Palacio de la República" en 1950. Hoy Berlín lo desmantela para volver a dar la grandeza perdida y construirá de nuevo el palacio de Federico el Grande. O es capaz de reconstruir el Reichtag con una luminosa cúpula de cristal sepultando años de olvido y llevando a Berlín la capital que siempre fue de Alemania.

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Berlín no es una ciudad de la que uno se pueda enamorar facilmente, como pasa con Roma o París. Pero es una ciudad en permanente cambio y que todo europeo debería visitar alguna vez para saber quien es y quien no debería ser nunca. Visitar Berlín es, sin duda, una de las más placenteras formas de vacunarse contra la barbarie y la sinrazón de las que esta ciudad fue víctima tantas veces... Ulbrich, Stalin, Goebbels, Honecker, Hitler ...
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Si esta visita la puede complementar con lecturas que le ilustren sobre el sufrimiento berlinés bajo la cruz gamada o bajo la hoz y el martillo, además de disfrutar, será, sin duda, mejor persona.

1 comentario:

tricesimus dijo...

Me has puesto los dientes largos...

La verdad es que es uno de mis puntos pendientes. Desde luego, no es Roma ni París, pero es el vivo reflejo de la Europa contemporánea.
Un saludo