sábado, 28 de junio de 2008

Los inmorales nos han igualado o la sabiduría popular de un Tango. Cambalache.

No les voy a negar mi pasión por el Tango, así en mayúscula, y por mi, por tantas cosas, querida Argentina, ni por el lunfardo, la parla porteña por excelencia. De entre los muchos tangos que me embelesan Cambalache es uno de los que se me antoja más fresco e inteligente. El verso "los inmorales nos han igualao", vale por toda una profunda reflexión de la Escuela de Salamanca en pleno... ya saben "lo mismo un burro que un gran profesor...".
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La letra y la música son del maestro Enrique Santos Discépolo y fue escrita ¡¡en 1935!!, pero manteniendo la actualidad plena de su mensaje. Disfruten de la música y de la ingeniosa y sabia letra, que se ha tenido diferentes versiones, de hecho la versión del vídeo, cantada por Julio Sosa, es ligeramente diferente de la versión original, y en la lista de "buenos y malos" de la sexta estrofa se suele adaptar a la actualidad con frecuencia, así aparecen Carnera, mafioso argentino de los años 30, pero, por ejemplo, en los 80 la Thatcher tuvo también su hueco en esta letra. Letra que emplea pocos términos en lunfardo, pero, no obstante, si tienen alguna dificultad, pueden consultar
un diccionario en esta hermosa lengua.
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Y esta es la letra..
Que el mundo fue y será
una porquería, ya lo sé.
En el quinientos diez
y en el dos mil, también.
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Que siempre ha habido chorros,
maquiavelos y estafaos,
contentos y amargaos,
barones y dublés.
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Pero que el siglo veinte
es un despliegue
de maldá insolente,
ya no hay quien lo niegue.

Vivimos revolcaos en un merengue
y en el mismo lodo
todos manoseaos.
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Hoy resulta que es lo mismo
ser derecho que traidor,
ignorante, sabio o chorro,
Pretencioso o estafador...
¡Todo es igual!
¡Nada es mejor!
Lo mismo un burro
que un gran profesor.
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No hay aplazaos ni escalafón,
los inmorales nos han igualao.
Si uno vive en la impostura
y otro afana en su ambición,
da lo mismo que sea cura,
colchonero, Rey de Bastos,
caradura o polizón.
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¡Qué falta de respeto,
qué atropello a la razón!
Cualquiera es un señor,
cualquiera es un ladrón...
Mezclao con Stravisky
va Don Bosco y La Mignon,
Don Chicho y Napoleón,
Carnera y San Martín...
Igual que en la vidriera
irrespetuosa
de los cambalaches
se ha mezclao la vida,
y herida por un sable sin remache
ves llorar la Biblia
junto a un calefón.
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Siglo veinte, cambalache
problemático y febril...
El que no llora no mama
y el que no afana es un gil.
¡Dale, nomás...!
¡Dale, que va...!
¡Que allá en el Horno
nos vamo’a encontrar...!
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No pienses más; hácete a un lao,
que a nadie importa si naciste honrao...
Es lo mismo el que labura
noche y día como un buey,
que el que vive de los otros,
que el que mata, que el que cura,
o está fuera de la ley.

1 comentario:

Jorge Aspizua Turrión dijo...

Carnera era un púgil italoestadounidense. Musolini lo quiso convertir en símbolo para la nueva Italia. Antes de lidiar con Joe Lewis, el bombardero de Detroit, se pegó con Paulino Uzcúdun, aizkolari transmutado en boxeador para ver quién se pegaba con el dicho negro Joe por el Mundial.

Sé cómo terminó Carnera y, sobre todo, de qué terminó trabajando Uzcúdun en la Puerta del Sol nº 1 de Madrid. Con los ahorrillos compró una taberna en la calle de Echegaray de Madrid...

http://en.wikipedia.org/wiki/Primo_Carnera