jueves, 1 de mayo de 2008

De cuando España, pobre y derrotada, creía en sí misma y vencía

Juan Malasaña apuñala al corazero que acaba de matar a su hija. Esta es la visión que Eugenio Álvarez Dumont dejó de aquel trágico día en que España entera se rebeló contra un invasor injusto y criminal. Aquel 2 de mayo nacieron también parte de nuestras desgracias mediante luchas intestinas que no fuimos capaces de conjurar tras comportarnos como la nación ejemplar, heroica y valerosa que siempre fuimos.
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Aquel 2 de mayo el pueblo de Madrid y tras él, España entera se alzó en defensa de su religión y de su Rey. De su supervivencia y de su Libertad. De su honra y de su futuro.
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Aquel 2 de mayo, el hierro oxidado de la navaja del pastor cortó los entorchados de los Mariscales del Imperio. Los humildes y analfabetos trabajadores de Madrid descerrajaron su odio, en forma de machetazos, sobre una endiosada Ilustración que expandió "las luces", pero también la muerte, por Europa cabalgando sobre los lomos de la Garde Impériale.
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Aquel 2 de mayo, el Gran Corso mordió el polvo y se sintió, por primera vez, débil y España, como un sólo hombre de honor dió cuenta al mundo de lo que vale la unión de un pueblo herido cuando el acicate es suficientemente duro y lo que está en juego ya no es nada, porque todo, salvo el honor, está perdido.
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Aquel 2 de mayo, no se fundó una Nación, como ahora nos intentan decir, la nación era ya entonces milenaria. Lo que entonces se asentó es la conciencia de Unidad Nacional que había tratado de imponer a la fuerza la dinastía borbónica un siglo antes sin conseguirlo.
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Y tuvieron que ser otra vez franceses, aquel 2 de mayo, cuando secuestraban a un Borbón que ya considerabamos nuestro, los que, sin pretenderlo, nos hicieron saber que somos invencibles cuando creemos en nosotros mismos y para ello es preciso que el poder y sus bastardos intereses estén alejados porque también aprendimos que las grandes empresas patrióticas nacen en el morral del pastor no en los suntuosos Palacios ... y así seguimos y seguiremos.
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Lamentablemente cada vez hay más Palacios y menos pastores.

3 comentarios:

Jorge Aspizua Turrión dijo...

Viva, vivan siempre los españoles y las españolas, nuestros ancestros.

En medio de las discrepancias, hombro con hombro.

http://www.firstworldwar.com/audio/John%20McCormack%20-%20It's%20A%20Long%20Way%20To%20Tipperary.mp3

Jorge

Andybel dijo...

.-ABU: Defines muy bien en pocas palabras, pero no por ello menos claras, lo que es hoy España desde lo que se fraguó aquel dos de mayo de 1808.

.-A otras naciones también les ha pasado lo que a nosotros: el poder y la aristocracia van por un camino diferente al de todo el pueblo, por el del interés personal e individual, y no por el de toda una nación...

.-Por cierto, aprovecho mi comentario para hacer "tracback" sobre este mismo asunto que tú tratas, en mi blog Cosas y Casos.

Anónimo dijo...

Abu Saif, sin pretender ser miembro de tu club de fans, te diré que esta vez te has salido!

No puedo estar màs de acuerdo en la grandeza que es capaz de demostrar nuestro pueblo cuando es llevado al límite y al mismo tiempo la miseria que es capaz de demostrar en la normalidad.la sangre caliente del español se transforma en sangre leucemica con demasiada facilidad, y tal como tu dices, tras los hechos del 2 de mayo hasta nuestros días el pueblo español ha vuelto a la desunión permanente. Ese es nuestro sino como españoles, pero al mismo tiempo nuestra misión es reaccionar y luchar contra el de forma que tratemos, nosotros o nuestros hijos, de alcanzar algun dia el sueño de ser siempre Grandes.

Un fuerte abrazo,

Iñigo Susaeta